El NF–κB
como un factor de transcripción con un
papel clave en patologías cardíacas, cuando se encuentra en el citoplasma forma un complejo trimérico con
alguno de sus inhibidores (IκB) por tanto, es transcripcionalmente inactivo,
cuando el IκB se fosforila permite su reconocimiento por el proteosoma que lo
degrada, liberando al dímero del NF–κB (por ejemplo: p50/p65) que se transloca
al núcleo, donde activa a sus genes blanco. Por lo que los científicos tratan
de mantenerlo inactivo con el uso de drogas o transferencia de genes, lo cual
ha ayudado a impedir que estas enfermedades progresen.
Referencias:
Fragoso Lona, J. M., & Sierra Martínez, M. (20 de
agosto de 2013). Gaceta. Obtenido de http://www.medigraphic.com/pdfs/gaceta/gm-2013/gm135g.pdf

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